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2012/07/11

Caricatura: Beatrix Kiddo "Mamba Negra" (Kill Bill)



Beatrix Kiddo

Aún recuerdo aquella noche en la que pagué 2,10 € (precio estudiante, qué recuerdos) por acceder a la sala donde proyectaban la primera de Kill Bill. Eran (¿eran?) tiempos del blanco o el negro, la gloria o la inmundicia, había poco espacio para las medias tintas. Tarantino, con no demasiados títulos a sus espaldas por entonces, era sobre todo Reservoir Dogs y Pulp Fiction, parecía que con él no cabía margen de error. Con la esperanza de aquellos que profesan algún tipo de fe, aguardaba mientras avanzaba el metraje a que aquellos personajes comenzaran a soltar los afilados e ingeniosos diálogos a los que Tarantino nos había acostumbrado en las mencionadas películas. Pero no, no salían palabras... Sólo salían sangre e improperios sin estilo. Hostias, "sablazos" ("katanazos", para los puristas), amputaciones, hostias, desmembramientos, hostias (¿ya lo había dicho?)... Dos horas envuelto en una orgía de sangre y despiece de carne humana sin una buena historia detrás que la sustentara, los personajes tampoco están a la altura de lo que había hecho Tarantino hasta el momento, los diálogos pocos y  normalitos, entonces... ¿Qué?

Sólo con los años he podido llegar a la conclusión de que Kill Bill tenía su mérito en lo puramente estético más que en lo cinematográfico, la fuerza visual que tiene es su gran valor. Esos chorros absurdos de sangre cuando se rebana una cabeza, ese chándal-"monodemoto" que luce Uma Thurman de un amarillo brillante salpicado de rojo, esos planos y escenas que a veces recuerdan tanto al mundo del cómic... Puro manga, aunque eso lo supe más tarde. En las pocas aproximaciones que he hecho a lo que últimamente se conoce como cultura japonesa audiovisual, no he podido evitar recordar esta película. Pero, hachazo final, la historia se me queda muy corta...

Kill Bill: Vol. 1, 2003



Making of (o algo parecido).

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